Cuando acabo la guerra civil Española muchas calles de nuestras ciudades cambiaron de nombre con el objetivo del régimen Franquista de borrar la historia anterior y hacer notar que España entraba en una nueva etapa . Este fue el caso de nuestra calle Avenida Icaria que el régimen se dio cuenta de su significado en 1949 , 10 años después de la finalización de la guerra le cambio el nombre Avenida Capitán López Varela en honor a que fue uno de los militares sublevados el 18 de julio de 1936.

BIOGRAFIA MILITAR
LUIS LÓPEZ VARELA
(1898 – 1936)

Capitán del Arma de Artillería. En julio de 1936 estaba destinado en el Regimiento de Artillería de Montaña nº 1, de guarnición en Barcelona. Se alzó en armas contra el Gobierno republicano, cayendo prisionero el 20 de julio. Juzgado el 25 de agosto de 1936 por un tribunal militar, fue condenado a muerte y fusilado, un día después, en los fosos del castillo de Montjuich.

Luis López Varela, capitán del regimiento de Artillería de Montaña, es el mayor de seis hermanos, todos militares, todos reaccionarios desaforados y todos complicados en la actual subversión. Era López Varela el hombre de confianza del general Orgaz en la época que éste –incansable preparador de cuarteladas- acaudillaba la U. M. E. En tal concepto guardaba López Varela –y le fueron decomisados por la Policía- todos los planes de los sublevados, lo mismo los de ataque al Gobierno legítimo que los del Gabinete faccioso que pensaba suplantarle.

ANTES DEL 1936

Hitler ofreció a Franco toda la ayuda necesaria durante la guerra civil española, pero antes promovió el golpe de Estado contra el gobierno republicano que desembocó en el fratricidio bélico. El hallazgo de documentos desconocidos relativos a las actividades clandestinas del partido nazi en España anteriores a julio de 1936 ofrece una nueva visión del levantamiento militar. Los movimientos conspiradores de los representantes en suelo español, es decir, de los nazis enviados a nuestro país y principalmente de su misterioso y discretísimo jefe en España, Hans Hellermann, demuestran que Berlín estuvo detrás del golpe de Estado contra la II República, un régimen que la Alemania que empezaba a construir el puzzle del III Reich necesitaba destruir. Hitler precisaba una España pronazi y profascista, y las pruebas indican que desde fechas tan tempranas como 1930 se esforzó para que así fuera.

Hans Hellermann, el hombre que canalizaría el impulso nazi a favor del alzamiento, fue un personaje tan oscuro como escurridizo ya que siempre actuó por orden directa de Heinrich Himmler, jefe supremo de la policía alemana, y por lo tanto de Adolf Hitler y a espaldas de la embajada y de los consulados oficiales alemanes. Su biografía y su trayectoria salen a la luz después de la búsqueda y el hallazgo de su ficha personal en los archivos nazis de Alemania. Además, un informe confidencial elaborado por los servicios secretos estadounidenses el 29 de diciembre de 1945 con el fin de evaluar la participación de este oscuro ejecutor del III Reich completa el dibujo del hombre que, sin delatarse, extendió el nazismo en España. El Magazine ha localizado estos y otros documentos excepcionales perdidos entre los miles de papeles perfectamente conservados en un archivo de Amsterdam y en otro de Estados Unidos que relatan maniobras desconocidas de los nazis en España los meses previos a la Guerra Civil.

Nacido en 1909 , Hans Willi Hellermann se involucró desde joven en el movimiento nazi. “Se hizo miembro del NSDAP en diciembre de 1929 como socio número 186.721. En 1932 se convirtió en jefe de las fuerzas de asalto paramilitares del partido en su ciudad, según el informe oficial y secreto de Estados Unidos. Enfrentado a su padre por motivos ideológicos, en diciembre de 1933 viajó a España por orden de Himmler, concretamente a Barcelona.

Soltero, de metro setenta y seis centímetros de estatura y con ojos azules, según se puede leer en su ficha política hallada en Berlín, Hellermann tenía ante sí, a los 26 años, el gran reto de su vida. Desde su cargo de jefe local del partido nazi en Barcelona, bajo la tapadera de la empresa de importación y exportación Import Business Hellermann & Philippi, situada en la calle Avinyó, que jamás llevó a cabo ninguna iniciativa comercial, Hellermann intensificó las siniestras actividades del llamado Servicio de Control Portuario, denominación ambigua que escondía las inconfesables labores de una policía secreta nazi que secuestraba compatriotas o judíos en España y en su caso los juzgaba y asesinaba. Al mismo tiempo, Hellermann realizó buenos contactos con militares y falangistas españoles (“clientes”, en sus mensajes en clave dirigidos al partido nazi en Alemania) cuya identidad aparece en los documentos desclasificados ahora.

Según una investigación de la OSS estadounidense (la Oficina de Servicios Estratégicos, el precedente de la CIA) elaborada en diciembre de 1945 con datos hallados en Berlín, Hellermann “ayudó a organizar la Gestapo, la Falange y el alzamiento de Franco en España” y fue el hombre de enlace entre el partido nazi en Alemania y los fascistas en España. De este modo, la Barcelona republicana, autonómica y antifascista albergó, sin que nunca llegara a ser descubierto, el centro de agitación pronazi más importante de España .

Tan eficiente se mostró Hellermann en su labor que, en abril de 1936, a tres meses del alzamiento, Eric Schnaus, el agente de la Gestapo enviado a España para tejer la red de centros nazis por todo el país, propuso a Hellermann como su sucesor en el cargo de jefe del partido en España. Berlín ratificó el nombramiento, y Hellermann aceptó con entusiasmo. Con este activo nazi al frente, el golpe contra la República se aceleró. El 24 de abril de 1936, Hans Hellermann viajó urgentemente a Berlín bajo el pretexto de llevar “documentos y sacas oficiales de la embajada”. Una vez en Alemania se entrevistó con Heinrich Himmler, jefe supremo de la policía alemana, de quien recibió instrucciones concretas: ayudar a los militares profascistas a poner fin a la República española.

De vuelta a Barcelona, Hellermann ordenó a los principales jefes nazis de las secciones locales de España que acudieran a visitarle con el fin de transmitirles las órdenes de Berlín. Para ello les envió el siguiente mensaje en clave: “La llegada de la estación de verano representa para usted también el problema de completar sus existencias. El señor Hellermann, que acaba de regresar de un viaje a Alemania, trae ofertas de toda clase, en las que usted seguramente estará interesado. Como sólo tenemos unas cuantas muestras del nuevo surtido de mercancías que representamos en esta agencia, le estaremos muy agradecidos si se sirve venir a visitarnos. En espera de su respuesta, quedamos a su disposición. Con camaradería alemana. ¡Heil Hitler!”.

Como resultado de la invitación, entre el 15 y el 20 de mayo de 1936, Hellermann se reunió con los 32 líderes más importantes de todos los grupos locales nazis de España y les dio las instrucciones que traía de Berlín. Los documentos desclasificados consultados en Holanda, Alemania y Estados Unidos constatan que durante las semanas previas al alzamiento hubo frecuentes encuentros de estos nazis con falangistas y carlistas en varias ciudades españolas. De hecho, consta que dos mil quinientos hombres, perfectamente disciplinados, estaban listos para el día de la rebelión, según se desprende de documentos alemanes procedentes de la falsa empresa de Hellermann en Barcelona que están archivados en ­Amsterdam.

Existen referencias documentales precisas de que Hans Hellermann contó con la amistad de un ingeniero del Ministerio de Aviación, que le puso en contacto con los jefes militares de la Ciudad Condal. También tuvo la complicidad de otro nazi establecido en Barcelona, Schubert, ingeniero diplomado, jefe del grupo de aviación del Frente del Trabajo Alemán, que impartió cursos a los fascistas españoles.

Pero el contacto clave de Hellermann fue Luis López Varela, capitán de la quinta batería del regimiento de artillería de Montaña n.º 1, con guarnición en Barcelona, cerca del puerto y de la propia empresa de Hellermann. Hombre de confianza del general Mola, Luis López Varela fue uno de los cabecillas de la Unión Militar Española (UME) en Cataluña. La UME era una organización clandestina del ejército creada a principios de 1934 que adquirió mayor fuerza después de las elecciones de febrero de 1936, cuando se enrolaron en ella muchos generales antirrepublicanos como Mola, Franco, Goded o Fanjul. La UME y la Falange planearon posicionarse contra la República y no dudaron en firmar un documento en el que se comprometían a secundar un alzamiento militar.

Si la ayuda alemana durante la guerra sería decisiva en el triunfo final de Franco, cabe recordar que el alzamiento militar fue inicialmente sofocado en Barcelona. En agosto de 1936, Luis López Varela y otros miembros de la UME fueron sometidos a consejo de guerra por rebeldía y fusilados. Hans Hellermann, buscado por las milicias populares y por la policía de la Generalitat, se fue a Alemania, donde fue recibido personalmente por Hitler.

LA BATALLA

La misión de tres baterías que salieron del Regimiento de Montaña, era atacar primero la Consejería de Gobernación —uno de los puestos de mando gubernamental— y seguir contra la Generalidad . La que avanzaba en cabeza iba mandada por el capitán López Varela, secretario de la UME en la IV División. La batería de López Varela fue duramente combatida por las ametralladoras y los tiradores que ocupaban lugares previamente elegidos por el mando del grupo y de las compañías.
Los artilleros consiguieron emplazar algunas piezas y hacer fuego, pero en condiciones desventajosas, casi al descubierto y batidos desde diversos puntos. Como las demás fuerzas sublevadas quedaron al primer encuentro aisladas, en situación precaria y sin haberse apenas aproximado a Gobernación. Los descargadores del muelle cerraron la avenida de Icaria, que era el camino de los sublevados hacia Gobernación, con una fuerte barricada que construyeron en un momento utilizando balas de papel de embalar y sirviéndose de carretillas mecánicas. Los hombres de la CNT estuvieron presentes y activos en aquel escenario, y también los hubo de otros partidos, tanto desde la barricada de papel, como desde el edificio portuario de los Docks, como de la desafectada plaza de toros de la Barceloneta, hombro a hombro con los de Asalto. Para preservar sus piezas y sus hombres, que habían caído en aquella encerrona, Fernández Unzúe se retiró al cuartel, y López Varela que quedó resistiendo, no tardaría en ser herido mientras caían sus hombres, artilleros y voluntarios, muertos y heridos. Después de unas horas de durísima lucha, guardias y paisanos se lanzaron al ataque y se apoderaron de las piezas y del armamento. Hicieron prisioneros a los supervivientes a costa de muchas bajas. Fue el primer éxito rotundo de las fuerzas de la Generalidad, que si importante fue en sí mismo, también lo fue por la moral que infundió en los combatientes, mientras que los cuarteles de Montaña se vieron pronto rodeados, acosados y la moral en su interior descendía a cotas bajas.

JUZGADO Y FUSILADO

El 11 de agosto de 1936 el Capitan López Varela fue juzgado en el barco-prisión Uruguay no reconociendo su sublevación y fusilado el 26 de agosto en el castillo de Montjuic.

FUENTES. GIPUZKOA 1936 -EGUNEZ-E